El editor revisa el manuscrito en cuanto a trama, voz narrativa, caracterización de personajes, ambientación, ritmo, entre otros muchos aspectos, manteniendo en todo momento el mensaje intacto y asegurándose de que está bien escrito.
Si se trata de una novela, el editor estudia lo siguiente: ¿la trama del libro está bien desarrollada?, ¿están bien integradas las tramas secundarias?, ¿las historias tienen calado?, ¿el ritmo se adecúa a cada escena?, ¿los diálogos cumplen con el objetivo de agilizar el texto?, ¿los personajes son originales y creíbles?
Para obras de no ficción, revisa estas cuestiones: ¿las fuentes se citan e indexan correctamente?, ¿existe una introducción y una conclusión?, ¿la obra está dirigida al público objetivo adecuado y suscita interés?, entre otras.